PATERNALISMO

Comento a menudo que los liderazgos y culturas paternalistas son una mala comprensión de lo que debe ser la Gestión de Personas. El paternalismo es un estilo protector de los equipos, que persigue generar un clima de trabajo positivo, aunque ello implique no afrontar ciertas conversaciones o el crecimiento de los equipos. Son culturas del “confort”, a veces generadas por líderes que buscan ser “populares” entre sus equipos. Son estilos que me he encontrado en compañías de sectores tradicionales bastante estables o en compañías familiares poco profesionalizadas. 

El paternalismo “estabiliza” la gestión para evitar cambios que igual no serán bien recibidos y aunque esto funciona a corto plazo, a medio a y a largo la factura que se acabará pagando en la compañía es altísima. Los líderes paternalistas generan equipos poco adaptados a entornos rápidos y cambiantes, potencian poco el talento interno y la innovación y a veces se muestran poco abiertos a lo diverso. Los profesionales que buscan reto y crecimiento se acaban adaptando o marchando de este tipo de culturas.

Sin caer en una meritocracia desmesurada, debemos generar entornos abiertos al cambio, donde el talento de cada persona pueda fluir y ello siempre implica ofrecer procesos de “feedback” sobre lo conseguido y lo pendiente. Movilizar y formar a cada persona, con independencia de la estabilidad profesional que desee. Procurar generar climas de trabajo positivos pero sin renunciar al cambio y a las aportaciones de cada colaborador. 

Los líderes que actúan así no siempre son bien recibidos por todos, pero son los que ayudan a que las compañías crezcan y a que sus personas tengan opciones de desarrollo. 

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