Ricard Masip

Llevo años colaborando con equipos directivos a mejorar su dinámica de trabajo y su capacidad de conseguir resultados. Es un tipo de intervención que he incrementado de forma paralela a mi “senioririty” de una forma que nunca planifique. Los acompañamientos a directivos y equipos cada vez ocupan más espacio en mi agenda como consultor. Cada compañía y equipo es distinto y siempre hay un trabajo previo de escuchar y comprender para trabajar con la mayor sensibilidad y acierto posible. Hay dos comportamientos que se suelen repetir y empeoran de forma notoria la capacidad de un equipo de conseguir resultados. El primero, OPINAR DE LO QUE NO SE SABE. Es decir, opinar sobre lo que tiene que hacer el directivo colega en su departamento. Opiniones que aparecen de forma repentina, sin pedirlo y poco basadas en ningún conocimiento más o menos certero de la realidad de ese departamento.  El segundo; ENCERRARSE. A menudo ocasionado por el primero. Activar el “escudo” y defender cada directivo

En esta mañana de lunes, una de mis primeras conversaciones ha sido con un directivo a quien valoro profesionalmente. Hemos estado comentando un programa para futuros directivos que ambos conocemos y que tenemos la sensación que no ha acabado de funcionar. Cuando hemos intercambiado opiniones, él muy acertadamente, ha afirmado que el principal problema es que ha sido un programa dirigido por “aficionados”.  !Cierto, “dirigido por aficionados”! He visto la luz con el concepto “aficionado”. En los últimos años, supongo que justificados por una mal entendida innovación y disrupción, he observado bastantes “aficionados” que han opinado y liderado en ámbitos de los que no suelen poseer ni una experiencia destacable, ni un “know-how” real. Les suele gustar el tema (por eso son “aficionados”) pero les suele faltar cierta prudencia profesional. Los resultados son de todo tipo pero en bastantes casos han hecho perder el tiempo y la ilusión a más de uno.  En el contexto empresarial actual ya no