Sobre fluir en el trabajo


La lectura es uno de mis grandes aficiones y durante el período estival, si mis hijos me lo permiten, me dedico a leer para integrar e identificar nuevas vías de reflexión. Creo en la innovación pero veo que en muchos casos simplemente son ideas que otros ya han trabajado y han puesto en marcha. Por tanto, prefiero sumar y construir sobre lo que ya han trabajado otros y la lectura elegida me lo permite.

Uno de los libros que me ha generado curiosidad este mes de agosto son las teorías de la motivación a través del "fluir" de Csikszentmihalyi ( profesor de la Universidad de Chicago de apellido imposible). Como muchos autores norteamericanos -el caso más claro es Goleman- una idea más o menos bien ordenada y validada, le ha permitido a este profesor escribir diversos libros siempre bajo el mismo concepto y aportar una nueva visión en este caso sobre la motivación y en especial sobre la motivación en el trabajo.

Creo que la idea de "fluir" como eje de la motivación laboral no es nueva, se acerca a las propuestas ya trabajadas de la motivación intrínseca en las teorías de las expectativas, de las necesidades o de las ideas más recientes de Pink en "La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva". No obstante acierta a la hora de identificar claves de cómo tratar la motivación laboral, cómo seguramente ya lo hicieron autores anteriores.

La idea de "fluir" en el trabajo implica por ejemplo que la mejor dirección es la que no interrumpe de forma continuada el proceso de trabajo de cada colaborador. Un liderazgo desde el fomento de la autonomía y la delegación parece una vez más la mejor opción de "management". Por otro lado, el establecimiento de metas con seguimiento con cada colaborador donde el superior se mantiene en la "sombra" vuelve a ser una formula acertada.

Como veis no son ideas nuevas pero cuestan de llevarlas a la práctica, es difícil no interrumpir con los ritmos actuales y tampoco es el estilo elegido por la mayoría de mandos y directivos con los que trabajo. Continuamos con el modelo del control, del pensar que la mejor forma de trabajar es la nuestra por lo que la intentamos "clonar" en los otros, de un liderazgo demasiado extrovertido que habla e interrumpe y en numerosos casos no aporta demasiado. Caemos en la premisa errónea que para dirigir hay que destacar y estar por encima de los demás. Nada más lejos que lo que propone Csikszentmihalyi.

Las críticas a las propuesta de "fluir" como potenciador de la motivación y el compromiso, las de siempre. ¿Son pragmáticos estos enfoques?, ¿es posible en todos los puestos de trabajo?, ¿en todas las organizaciones?, aquí aparecen las dudas. La eterna dificultad de pasar la teoría a la realidad. No obstante, siempre sirve como referente hacia donde acercarnos y a entender para después actuar. Sin comprender primero se actúa a ciegas.



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