Sobre el rol del consultor

 Un buen profesional es alguien que entiende el rol a desempeñar y tiene capacidad para mantenerlo o adaptarlo dependiendo de la situación. La consultoría es en buena parte un tema de rol.

El último día ya comentaba que en determinadas ocasiones las demandas de consultoría corresponden a la adquisición de un rol por parte del consultor que ayude a reflexionar, a dinamizar, a gestionar resistencias, a decir lo que nadie quiere oír etc.

Por esta lógica, la simple presentación de una metodología no es consultoría sino tan sólo cuando ésta se aplica y el consultor ayuda con su papel a aplicarla. Al final creo que ningún método substituye, seguramente sí que complementa, la buena labor de un consultor.

Distintos buenos consultores (internos o externos) pueden mantener distintos roles, no hay una única solución a un problema tan complejo y cada uno de ellos funcionará mejor o peor en un entorno organizativo concreto. Sí, me atrevo a decir, que hay mejores consultores para un tipo de empresas y mejores para otro tipo. Aunque la adaptación a la situación se da por hecha, el estilo y el rol se acomplan mejor a unos entornos que a otros.

Finalmente, un rol se construye a partir de un fuerte perfil de competencias, por ello un consultor no es sólo un técnico sino alguien que con su rol es capaz de introducir cambios en una organización.

Bueno, llegados a estas reflexiones seguro que más de uno e igual que yo, deba reflexionar sobre la dificultad de la labor un consultor profesional, más allá de las connotaciones comerciales y superficiales que suelen darse a esta profesión.

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